Corren
raudos por los reinos
de la España
rota actual
cuchicheos,
dichos y hechos
que no son
de celebrar
porque
atañen a una Infanta
que ha sido
absuelta, y lo más
que se
podría decir,
en honor de
la verdad,
es que, aun
absuelta en la causa,
condenada
seguirá
por aquellos
que hacen mofa
de la
Justicia imparcial.
Claro que
era comandanta
fiel de su
Marichalar,
pero “no
sabía nada”,
-y
demostrado se ha-
de sus tejes
y manejes
fuera del
dichoso hogar
de Pedralbes
o Ginebra
como esposa
“enamorá”.
Malos
tiempos para el trono
de la
sucesión real,
que ya ha
sido vapuleado
con “zascas”
de aquí y de allá,
en la prensa
de papel
y en la
prensa digital.
“Mujer
florero” no vale
para quien
pide igualdad
sin saber ni
lo que pide
en este caso
inusual.
Comandanta
sí, y en casa,
al uso de
las mamás
antiguas y
señoriales
que tanto
dieron que hablar
con la
sartén por el mango
y los críos
por cuidar.
Dejemos a
cada uno
y acábese
este martirio
por dignidad
nacional,
que es que
una mancha con otra
no se ha
quitado jamás,
a pesar del
refranero,
que sí que
suele acertar.
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