Pero eran
libros diferentes, muy diferentes entre sí y con éste que os recomiendo, el de
la Foquita ingenua y temerosa, inventada por Vasiliki, que por no tener no
tiene ni nombre, porque foquitos y foquitas somos todos y todas de pequeños:
insensatos y atrevidos y curiosones.
La sencilla
trama se inicia así: “En la Antártida acaba de nacer una Foquita. Cada vez que
la mamá sale al mar a comer, ella tiene que quedarse sola esperándola”. Y ahí
es donde le llegan las incitaciones, las seducciones… de los animales
peligrosos. El primero que acude es el tiburón, después la ballena, el oso… No
sigo. La mamá, antes de irse, la ha aconsejado: “Venga quien venga; diga lo que
te diga, ten cuidado, pequeñita, no te vayas con extraños. “De acuerdo, cariño?
De acuerdo, mamá”. Los animales se comunican, claro que sí, de manera más
íntima y directa que los humanos.
¿Qué niño no
se ha roto un pie, un brazo, una mano, los dientes… por no tener en cuenta los
avisos de sus padres?
Gracias por
el regalo, excelente editor y excelente persona Basilio Rodríguez Cañada,
extremeño de pro por nacimiento y viajero universal por apetito de saber. Los
pigmalionenses estamos orgullosos de tu labor editorial y publicitaria
promocional.
Vasiliki
Roumeliotou —no sé si lo pronuncio adecuadamente— es una ateniense muy sabia y
muy valerosa, que , a raíz de dar a luz a su segunda hija, Álski (la primera
fue Ilektra) se sintió acometida por la inseguridad o depresión femenina postparto — según queramos
llamarlo— y empezó a tener “miedo de los extraños”. ¿Cómo curarse de esa
enfermedad? Enseñando a controlarse y defenderse al fruto de su vientre, el más
próximo, el íntimamente cercano, cercana. Sí, a su propia hija.
Evidentemente
Vasiliki es una educadora, una educadora nómada y académica que sigue en sus
escritos la tradición de la fecunda Grecia.
El delicioso
cuento realfantástico de la Roumeliotou se complementa con unas “instrucciones
para padres y maestros” y con unas ilustraciones ingeniosísimas de máscaras de
animales, originales de María Sinanoglou, surgidas también, como su cuento,“al
sol caliente de Grecia”
(Entre
paréntesis, yo de niño pensaba que cómo podrían pensar tanto y tan bien
Sócrates, Platón, Aristóteles, Anaxágoras, Tales de Mileto, Hipócrates,
Epícteto… con el sol que les caía en la chola, asolándosela)
“No vayas
Foquita” se incluye en esa corriente popular de los Hermanos Grimm y sus muchos
continuadores como Hoffmann, Perrault, Lewis Carroll, Oscar Wilde, Barrie,
Collodi, Edmundo de Amicis, Enyd Blyton, Gianni Rodari… O nuestros
Antoniorrobles, Fernán Caballero, el Padre Coloma, Gloria Fuertes, Elena
Fortún, María Teresa León, etc, etc. Todos ellos fueron pedagógicos y
moralejistas. Recordad por ejemplo Caperucita Roja, Hansel y Gretel,
Blancanieves, Peter Pan, El mago de Oz, Tom Sawyer, Heidi, El viaje de Pedro el Afortunado, El
camello cojito, El hada acaramelada, Rosa-Fría, patinadora de la luna, tantos y
tantos… ¡La intemerata!
Si con mis parcas
líneas he conseguido que la Foquita tímida, valiente, arrojada, ingenua,
temerosa…, o sea, contradictoria como nosotros, si he conseguido, digo,
llamaros la atención y conmoveros un poco, me doy por satisfecho. Vale.
Y ahora,
cuando os llevéis la Foquita bajo el brazo para leérsela a vuestros hijos e
hijas, tratadla con cariño y tened cuidado, que es de papel y puede convertirse
en pajarita… y salir volando. Como yo. Adiós.
91 8470225
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