De catedral
en catedral
por España
he paseado,
que tienen
gracia divina
y arte sacro
recreado.
Es la
“pulcra leonina”
un relámpago
de luz
por cuyas
vidrieras pasa
sin
mancharse el Sol Jesús.
Salamanca
doblemente
de
columnatas rezuma;
“piedra
blanca Salamanca”,
que el
Tormes corriendo espuma.
Zamora,
judía y mora
añade la
cristianía
allí por do
Duero baja
hasta la
Lusitanía.
Valladolid, ¡oh
Pucella!
la exhibe
por el Valido
que más
poderoso ha sido
volcándose a
tope en ella.
Dama de las
catedrales,
la segoviana
se empina
con sus
torres coronadas
de vuelos de
golondrinas.
Duerme en
piedra funeraria
“El Tostado”
en el trascoro
de la
catedral de Ávila
que reluce
más que el oro.
Burgos,
blanca maravilla
de agujas
pinchando el cielo,
recibe las
oraciones
de los
romeros en celo.
Sevilla tuvo
que hacer
la más
grande catedral
para que no
destacara
la Media
Luna de Alá.
Córdoba se
quedó sola
encerrada en
la Mezquita.
Mal obraría
el gobierno
si la
catedral le quita.
Málaga
ajusta a Picasso
los trazos y
los colores
y en una
esbeltez de rosa
se alzan
gráciles sus torres.
Y Almería se
levanta
sobre una
muralla mora
sobre la que
su señora
catedral
pone la planta.
Jaén,
bastión de Castilla
inserto en
Andalucía,
muestra entre azul y amarilla
toda su
policromía.
Huelva se
deja querer
por sus ríos
minerales
y entre el
Tinto y el Odiel
se suma a
las catedrales.
Cádiz,
Tacita de Plata
y plantel de
liberales,
emerge del
mar y empata
con las
sedes obispales.
Cáceres y
Badajoz
miran a
América hispana
y también a
Portugal
tras la Raya
del Guadiana.
Zaragoza
tiene a Goya
abovedando el
Pilar
y además
tiene la Seo
románica
singular.
Y Teruel
¿qué decir de él?
Que sí que existe
y enseña
una catedral
de miel
ladrillo a
ladrillo y peña.
Transparente
de Tomé
en Toledo,
la Primada:
el alabastro
duplica
su catedral
sublimada.
Granada Real
Católica.
Expulsada la
morisma,
es Diego de
Siloé
quien la
bautisma y confirma.
La Virgen de
la Merced
en la
Catedral del Mar
de Barcelona
se impone
a Santa
Eulalia al rezar.
Y Santa
Tecla en Tarraco
—la beldad romanizada—
el órgano fiel entona:
mar y cielo
en su tonada.
Gárgolas,
capillas, láminas,
escalinatas,
fachadas,
capillas,
rejas y lápidas…
en Girona
encabalgadas.
Santiago de
Compostela
con el
Maestro Mateo
propone un
apostolado
palestino en
el que creo.
Y allí
arrodillado oro,
pendiente el
botafumeiro
que exhala
sobre los fieles
su santo aroma
de incienso.
Sigo a
Astorga, Tarazona,
Lugo, Tuy, Pontevedra…,
y en ellas
toco la piedra,
como en
Orense, Solsona,
A Coruña, Santander,
Guadalajara,
Alicante
y otras que
me dan su cante
por devoción
y placer.
Y en medio
del corazón:
Murcia,
Oviedo, Ciudad Real,
Valencia,
Albacete, Cuenca,
Jaca, Huesca
y Castellón.
Y Madrid,
con su Almudena
frente al
Palacio Real
como una
nívea azucena
que no hay
por qué desflorar.
Todas son,
con catedrales,
ciudades de
cuerpo y alma
en las que
se alza la palma
de mis
amores cordiales.
Rimado
catedralicio
abierto de
par en par…
Idlo a
sentir y gozar.
91 8470225
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