de mi
adorada Segovia:
Ya son
treinta y siete mil
los que
andan —¡honor y gloria!—
por otras
partes del mundo
ganándose el
pan a tortas
por un
empleo, un prestigio,
una medalla
redonda,
un puesto en
las filmotecas,
un palmarés
en su historia,
un premio
investigador
o
cualesquiera otra cosa.
El caso es
que están triunfando
mientras su
ciudad se nota
más vieja,
más arruinada,
más
despoblada, más sola.
A mí me
place que el éxodo
sea porque
les importan
la
formación, el trabajo,
los viajes y
las alforjas.
Y que el
padrón disminuya
simplemente
me acongoja
porque
quiero a la romana,
románica,
visigótica,
gótica,
renacentista,
fluyente y
decimonónica
ciudad en
que me crié
a las ubres
de la “Loba”
trajanesca,
alimentando
mis sueños
hora tras hora.
No más de
cincuentamil
habitantes
la decoran
a esta niña
de mis ojos,
a esta
capital histórica
a la que
santos, poetas,
elevaron a
las cumbres…
de las que se
baja ahora.
91 8470225
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