se reparten
las Meninas
de
Velázquez, adalid
de la Corte
filipina.
¡Qué bonitas
aparecen,
cómo lucen
la basquiña
y cuántos
“gatos” y “gatas”
las miran y
las remiran!
Da gusto
seguir con ellos
parándose en
las esquinas,
siendo un
paseante honrado
de la viva
Monarquía.
La ciudad es
más amable,
los árboles
se perfilan,
pican el
suelo las aves
y el sol
brilla que te brilla.
Primavera se
encampana
en las
ventanas floridas
y Madrid
muestra ser Corte
de geranios
y pamplinas.
(Madrid
—pueblo de Segovia
por la
emigración jodía—
que siempre
te vea así,
recubierto
de Meninas…
Y que el
transeúnte absorto,
a la espalda
la mochila,
te recorra
parte a parte,
pero sin
prisas, sin prisas)
91 8470225
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