jueves, 18 de enero de 2018

Caminando hacia utopía

Utopía fue la meta,
siempre lo fue,
la mía y la de todos los que sueñan o soñaron,
otro lugar después,
después de fenecer en tierra trabajando,
después de despertarse en donde no sé sabe qué.
Debe haber algo más
más allá de las narices y de las estrellas:
un vellocino de oro,
un Santo Grial,
un edén de huríes,
un nirvana,
un paraíso en que se viva eternamente sin padecer.
No hay que atarse de brazos y decirse:
“ya lo sé todo,
ya alcanzaré la paz y la concordia universal”.
Porque no está todo hecho.
Falta,
falta soñar cada día más,
emprender nuevos rumbos,
apurar la existencia
hasta el cáliz final de la noche eucarística.
Utopía, espérame, espéranos.
Llegaremos vestidos
de sol y sombra,
de escamas y de seda,
de tul y terciopelo,
cada cual a su modo diferente,
aunque sea con el bofe afuera.
Sí, llegaremos a Utopía,
señora nuestra alentadora del vivir caduco pasajero.
Seas ciudad,
campo rural,
luna pálida
o Venus auroral rosada y virgen…
allí estaremos,
contigo, en ti y por ti, Utopía.


a.sotopa@hotmail.com
91 8470225

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