Como
Cervantes llevara
a los poetas
de antaño
con humor y
gallardía
a la cumbre
del Parnaso
para que
Apolo les diera
sí o no su
beneplácito,
llevo yo aquí
a los actuales
poetas y
poetastros
que pululan
en España
como
insectos engordados
por la autosatisfacción
de sentirse
coronados
por el Rey o
por el público
republicano
o monárquico…
Allá arriba
el dios Apolo
-o Venus, si
es que es el caso-
los admitan en
su reino
de laureles y
topacios
o les dejen
a las puertas
del paraíso
soñado,
según valgan
o no valgan
para el
altísimo encargo
que les
Musas de Helicón
para el
pueblo les han dado.
Si Miguel
subió a sus vates
en tercetos
bien trenzados
y en un
barco a toda vela
por el mar
Mediterráneo,
yo lo haré
en vulgar romance
del idioma
castellano,
que es más
fácil de entender
para el
vulgo inculto y vago
que se
aprecia en nuestros días
listos y
necios mezclando.
Y si el “poetón
valiente”,
ya por sus
cabellos cano,
no se
atrevió a difamarles,
tampoco yo,
pues no valgo
ni para
maledicencias
ni para
ejercicios vanos.
La poetambre
padece
un hambre de
muchos años,
y ello
merece el respeto
de este
comedido bardo.
Entremos ya
en la espesura,
dejémonos de
preámbulos
y citemos de
pasada
con natural
desparpajo,
la nómina de
viajeros
camino del
Monte Sacro.
Va el primero,
por sus méritos,
KARMELO
IRRIBARREN, vasco;
Le sigue
ALBERTO DE CUENCA,
un
bibliófilo oceánico;
Detrás llegan
como avispas
vibrantes al
sol de mayo:
JOSÉ LUIS
GARCÍA MARTÍN,
socarrónico
asturiano,
ANTONIO GALA
e IRIGOYEN
malamente
emparejados;
VÍCTOR
PEÑAS, MANUEL VILAS,
CARLOS
MARZAL y A. DAGANZO,
cada cual
con sus encajes
de versos
cortos o largos;
PABLO el
menda y LÓPEZ NAVIA,
por Vitruvio
separados,
JOAQUÍN
SABINA, letrista
y voz ronca
de sus cantos;
ALFONSO
USSÍA, cortés
de la Corte
bien tratado,
CORTÉS
BRACERO, un ingenuo
alanceador a
trancos;
FELIPE
BENÍTEZ REYES,
guardado
como oro en paño
en el Cádiz
saleroso
que es el
yunque del fandango;
MANUEL
GAHETE, al que Córdoba
sujeta en la
haz de la mano,
ANTONIO
LUCAS, el Loewe,
premio más
que codiciado
por su
montante económico
de un
mecenas raro, raro,
con JOSÉ
RAMÓN RIPOLL
portando ese
mismo fardo;
VICENTE
MOLINA FOIX,
novísimo ya
avejentado;
COLINAS, melena al viento
y
perfectamente clásico;
MANUEL LÓPEZ
AZORÍN,
de casta le
viene al galgo;
ENRIQUITO
TRINIDAD,
honesto que
ni pintado;
VERÓN DE
CALATAYUD,
epigramas
fabricando;
FRANCISCO
BRINES, de Oliva;
MANUEL
ALCÁNTARA, cántaro
de ginebra
trasegada
a la orilla
del Atlántico;
el CABALLERO
BONALD
tantas veces
naufragado,
aunque
sacado de apuros
por el
babélico fámulo;
PABLO GARCÍA
BAENA,
PABLO GARCÍA
CASADO,
PERE
GINFERRER, muy tímido,
con ANDRÉS
TRAPIELLO en cargos;
JAIME SILES,
LUIS SUÑÉN
y SÁNCHEZ
ROSILLO al lado;
JAVIER
LOSTALÉ, en azul
por las
ondas de la radio;
JULIO LLAMAZARES,” lluvia
amarilla”
sobre el páramo,
MIGUEL ÁNGEL
MARRODÁN,
tan malo
como un pecado,
JUAN CARLOS
MESTRE, maestro
del acordeón
recitando;
MANUEL
TERRÍN BENAVIDES,
el terror de
los Jurados,
JUAN VAN
HALEN, periodista
orondo de
grato trato;
LUIS ANTONIO
DE VILLENA,
con un joven
tonteando;
JAVIER VILLÁN a los
toros
y al teatro retratando…
y el discretísimo CONDE
DE ABASCAL, que es un milagro
de elegancia y compostura
en medio de tal marasmo.
Ahora pongamos aparte
a las damas del muestrario
pues son más guerreras ellas
que los varones citados.
Véanlas: CLARA JANÉS
y ANA ROSETTI son claros
ejemplos de seducción
y señorío palmario.
Les siguen ELENA MÉDEL,
ÉRIKA Y NEREA DELGADO,
LUNA MIGUEL, ADA SALAS,
PUREZA CANELO, un cardo,
JUANA VÁZQUEZ, CARMEN JUAN,
SARA BÚHO, LUISA CASTRO,
OLVIDO GARCÍA VALDÉS,
JULIA UCEDA y… ¡alto, alto!
que si doy licencia a todas
el romance no lo acabo,
que es que son cientos y cientos
y no caben en el barco.
Para el timón, timonel,
queda a la vista el Parnaso.
Pues no juzgué yo sus libros,
sus aciertos o fracasos,
juzguen ustedes, lectores,
y que las Musas y Apolo
se pongan de acuerdo un rato.
91 8470225
Eres la caña, directo el que más. Buen fin de semana
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