uno no sabe
fiarse si del uno o del otro
al momento
de pagar la factura puesta al cobro,
pues le
marea la mente del izquierdo al diestro polo
el
equilibrio constante que hay que hacer de cualquier modo.
Los de
arriba y los de abajo prodúcennos tal sofoco
que los
paganos ya estamos locos, locos, locos, locos.
Nos da
igual, que igual quedamos: atontados, bobos, bobos.
La danza, el
teatro, el circo, los sacrificados toros…
bajarán, mas se
mantiene el cine en lo alto del ojo.
y no solo
los de abajo cubriéndonos de sonrojo
ante el
ministro del ramo despiadado y oneroso.
Basta, pues,
César injusto; basta de tanto alboroto
y de tantos acomodos. Y no sigo, que me corto.
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