I
El poeta se
ha ido este fin de semana
a descansar
y meditar en Silos
al pie de
los cipreses y los tilos
lejos de la
ciudad voluble y vana.
Y en la
“terribles estepa” castellana
ha visto
cómo el sol mueve los hilos
-con tiento,
con fervor y con sigilo-
de la
tramoya de la vida humana:
Políticos de
espejos ilusorios,
programas
engañosos rotatorios,
gentes que
van y vuelven a su avío.
Adiós los
esperados esponsorios
del Charrán
y la Rosa promisorios,
adiós,
adiós, que no regresa el río.
II
Después de
Gerardo en su genial lirismo,
ciprés al
que guardo un profundo respeto,
ya no te
hallas solo, ya no eres el mismo
alzado en el
claustro lustral y coqueto.
Ante ti de
frente me rindo y me abismo,
no doy tu
medida de verde esqueleto,
no alcanzo
la cima de ese misticismo
que en torno
derramas, puro, prieto y quieto.
Aquí en el
embrión de la “ancha Castilla”
miro en
derredor de la noble tierra
que a nada
ni nadie se entrega ni humilla.
Y es que
tanto honor y esperanza encierra
que es clave
cidiana que aún cabalga y brilla
luciendo la
paz de después de la guerra.
he estado viendo tus paisajes en cada renglón...
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