El paso a dos y tres y más de la vida encausada

Como cuentas contadas de un cuenco de diamantes

se suceden los días corrientes y brillantes

de las tierras de mayo, verdecidas fragantes,

que mantienen erguidos tan preciosos instantes.

El alma se serena con músicos volantes,

fugan fuentes y arroyos en cauces trepidantes,

se abanican las flores de corolas flotantes,

rumorea a su antojo una tropa de amantes.

Yo estoy con todos ellos, atléticos danzantes

del ballet de la vida deliciosos causantes

hasta la desmesura de sus cuerpos girantes.

Y en esa selva innúmera en que somos gigantes

imparto mi porción de ensueños diletantes

como tantos y tantos dóciles trashumantes.

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