que asedió
al franquismo
vuelve por
sus fueros,
lo hace
ahora mismo
que adviene
el verano
ya no nada
líquido.
No granó la
avena,
no se granó
el trigo,
no pudo el
centeno
volverse
amarillo,
no se
hicieron de oro
los melones
tibios
ni la
sandial sangre
se enrojó lo
mínimo.
De modo que
estamos
tiesos y no
tintos.
Por las
tierras secas
de Castilla
al filo
ronda la
desgracia,
llega el
pesimismo
de los
labradores
tristemente
hundidos.
El cielo inclemente
ya lanzó el
pedrisco,
y Dios, allá
encima,
no dijo ni
pío.
Tórrido
verano,
pero el mar
ahí mismo
nos espera
undoso.
¡Al agua,
vecinos!
Al agua de
peces,
algas y
mariscos.
Yo estoy con
vosotros,
estad vos
conmigo.
Y que el
campo sea
otro mar de
trigo
granado,
enrubiado,
con frutos
melífluos
de cerezas,
peras,
manzanas e
higos.
Pertinaz
sequía…
y yo aquí
tan vivo
lanzándole
versos
tersos y
medidos
sin esperar
más
que ser su
testigo.
918470225
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