Han salido a
la luz
de las hojas
de papel
las entrañas
que reunían
a Federico y
al poeta de Moguer.
Resulta que
esperaban
al poeta
indio-inglés,
el divino
Tagore
que envió
una carta al rey
para que le
visitara
a un niño de
plata y miel
que al final
quedó frustrado:
la muerte
pudo con él
pues que se
estaba muriendo
de pena y de
sed.
El Rey no
llegaba,
¡ay el Rey,
el Rey!
Cartero, ya
es tarde.
No logró
leer
la carta
saudable
de su
padecer.
Allá en otra
vida
volveránse a
ver.
¿Destino?...
Los cielos.
¿Nombre? Yo
qué sé.
Quizás… Amal,
quizás
Manuel.
918470225
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