la gente
buena,
entró en
Palacio
con cara
vieja
llena de
arrugas
y alma
serena.
Felipe VI
la recibió
—brazos
abiertos
con mucho
amor—
y una encomienda
les entregó:
Que mi
Reinado
os galardone
es clara
prueba
de vuestros
dones,
que Yo
agradezco.
¡Sois los
mejores!
La Cruz del
Mérito
Civil humano
honra la
vida
de mis
paisanos.
Llevadla
siempre
al pecho en
alto.
¡Ay,
ciudadanos,
qué envidia
os tengo!
Cuarenta
lazos,
cuarenta
ejemplos
con la
medalla
bandera al
viento.
Ojalá un año
del Rey
reciba
merecimientos
carta
incluída.
En tanto
espero
muy larga
vida
sin
sufrimientos,
no como
Amal,
niño de
cuento
del gran
Tagore,
que murió en
el intento
de esperar
al cartero.
Pronto, mi
Rey,
que estoy
que tiemblo
con esos
hombres
y mujeres
del tiempo
que les tocó
vivir
ciento por
ciento
en un país
de
desencuentros.
Te lo
suplica
918470225
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