de una
llamada,
la llamada
de la selva
o de la
ciudad sitiada.
Hoy en día
más que nunca
se espera
que llegue el alba
del sol que
la noche encubre,
del sol, esa
llamarada.
Me llamen o
no me llamen,
yo siempre
voy a la caza
de paisajes,
de noticias,
de acuerdos
y algunas gracias.
¿Me los
podéis otorgar
antes de que
la esperanza
se me
diluya, se esparcie,
se consuma o
se distraiga?
¿Quién me
cuelga de su oreja?
¿Quién
responde a mi llamada?
¿Quién me
dice “por favor,
jamás te
vayas”?
Quedaros con
Dios, amigos.
Yo no soy
nada de nada
desde que
dejé de oyeros
918470225
No hay comentarios:
Publicar un comentario