a gusto aquí
me posaré,
en Hoyos del
Espino
y en las
terrazas de su alto hotel
“El Milano
Real”,
en cuya
biblioteca leeré
mil libros
en que el Mundo
se muestra
tal cual es
y tal cual nos
lo pintaron y explicaron
científicos
y artistas con plumas y pincel.
Luego a la
tarde,
por las
cumbres de Gredos me andaré como un marqués.
Junto a
cabras, caballos, vacas, ciervos y gamos…
me dejaré la
piel.
Las aguas cantarinas
del Tormes
oiré
y por
Navacepeda
pondré los
ojos y los pies
un día y
otro día,
una vez y
otra vez,
e igual que
los milanos
—que saben
sus alitas extender—,
con el alma
en el cuello,
volaré y
volaré
sobre la
nieve blanquitierna
que nunca
parará de encristalarse y recaer
en el césped
helado
de verde
delgadez.
Hoyos del
Espino, flor
enhiesta en
el brocal de la pared
bajo el agua
cayendo,
te juro que
lo haré
con la
mirada fija
en esos tus
piornos de amarillenta y dulce miel
cuando el
sol se despierte
lanzándonos
sus rayos rosicler.
Espérame,
amor mío,
91 8470225
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