A las
puertas del fracaso ya estuvimos.
A las
puertas del desahucio nos sentamos.
A las
puertas de la vida aquí seguimos.
Epanáforas
constantes nos contamos
río abajo de
la noria transitoria.
Epanáforas
que muestran que en España
vueltas,
vueltas y más vueltas da la Historia.
Epanáforas
gastamos en el uso del idioma.
Epanáforas
con logos largamente repetidos.
Epanáforas
retóricas debidas
al deseo de
cumplir con nuestro oficio.
Escritores
de diarios solidarios
nos sentimos
con el mundo corredores:
con sus
dudas, con sus causas, con sus hechos,
con sus
bienes y sus males invasores.
No es
metáfora impulsiva lo que cuento.
No es
metáfora real la que me impongo.
No es
metáfora plausible y, sin embargo,
me da cauce
literal al desahogo.
Ahora tú
prueba el señuelo enrevesado
y epanáforas
emplea con mesura
que le irán
como un guante atrapador
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