ansiaban
juntarse,
mas no había
modo
de que los
casasen.
Ni tenían
cura
ni iban de
la mano
ni se
sostenían
a la vez en
alto.
Cuando uno
salía,
la otra se
escondía;
uno era
melón,
la otra
sandía:
roto el
corazón,
ay qué gran
sangría.
¡Cuán
desgraciaditos
los amantes,
Dios,
queriendo
ser uno
y siendo
dos, dos!
Variable la
luz,
variable el
reloj,
variable la
Luna
y variable
el Sol.
Yo quiero
otro baile
pegados,
amor,
dijo la
Lunita.
Sola se
quedó
en la noche
azul
con la Osa
Mayor.
¿No eres así
tú?
¿No soy así
yo?
91 8470225
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