Presenta
ahora en la ciudad de sus amores “Vivir es llegar tarde a todas partes” y como uno
no puede desasirse de las enseñanzas de la edad, nos las transmite con
sabiduría pedagógica.
Resulta muy
grato a los amigos del Maestro seguir sus caminos, que no son solo cervantinos
sino también quevedianos y lopescos, o sea, áureos clásicos. Une además a sus
quehaceres líricos el hobby de la música, con lo que sus versos —mayormente
endecasilábicos— mantienen una sosegada sonoridad.
Adéntrese el
curioso y pertinente lector en esta ejemplar Antología y notará cómo se desliza
bajo sus ojos una melodiosa signatura, perfecta en fondo y forma, percibiendo
así la conjunción entre belleza y verdad.
Puede abrir
el libro por cualquier página al azar, pero lo más propio es ir de principio a
fin, con detenimientos puntuales en los que absorber sus metáforas, sus
sinestesias y otras figuras retóricas; en definitiva: su metalectura, texto y
contexto.
Yo lo hice
de cabo a rabo, recordando el “Tremendo arcángel” que le presenté; acogiéndome
a las “Sombras de la huella”; gozando y sufriendo con “El cielo de Delhi”,
dietario de un viaje a la India; soñando con Oniria en “Canción de ausencia
rota de mi señor Silente”; aprendiendo de la “Ética y retórica a Jacob
Sadness”; volando con “Canciones de Navidad del País de Nunca Jamás”;
recorriendo las calles y personas de “Impresiones de paso”, con poemas tan
redondos como el soneto a una hermosa dama que perdió un zapato en el andén del
metro y anduvo descalza hasta encontrar un taxi, y etc, etc.
El magistral
volumen se cierra con “Cinco poemas inéditos”, en los que el autor recuerda
acontecimientos impactantes de su vida.
Incluye
disquete del Grupo Paréntesis, con letras de López-Navia.
Editorial
Sial/Pigmalión. Madrid 2017.
91 8470225
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