Las dobleces
de Carmena
no se pueden
soportar,
que son
torpes de narices
y son duras
de pelar.
Cambia más
veces de piel,
de color y
de lugar
que las
sierpes en verano,
que los
peces en el mar
y que las
dulces abejas
faenando en
el panal.
Que si
pancarta p´aquí,
que si
pancarta p´allá,
no ha modo
de estarse quieta
y de joder
la marráa.
Hoy es de la
liga gay,
mañana es de
la Coláa,
pasado… aún
no se sabe,
pero pronto
se sabrá.
¿Qué le pasa
a la alcaldesa
de la
augusta capital
que nos trae
de cabeza
y nos hace
tanto mal?
¿Por qué a
Miguel Ángel Blanco,
honrado a
carta cabal
y víctima a
manos de ETA,
ha dudado en
recordar?
De corazón
viene el verbo.
¿Acaso no lo
tendrá
dictándole
qué ha de hacer
en caso tan
especial
con un
redoble continuo
de tic tac, tic tac, tictac?
¿O es que se
halla maniatada
por el tonto
“qué dirán”
los
cachorros de Podemos
que en el
consistorio están?
O manda
usted, mi Señora,
o aquí
¿quién nos va a mandar?
Pero mande
con justicia,
pues es
jueza, ¡toma ya!,
aunque
incline la balanza
a la
izquierda radical,
hasta el
infinito sumo,
hasta el
borde y más allá,
y no me
diga, Manuela,
que lo face
por azar,
porque me
río de pena,
de pena por
no llorar.
¿Ha
entendido lo que digo
o se lo
repito más?
¿Está ciega
su merced
o está sorda
y no oye náa?
¿No oye al
pueblo de Madrid
pidiéndole
libertad,
libertad
para Leopoldo,
libertad
para el Assad,
libertad pa
tóo quisque
en su modo
de pensar,
libertad
para los buenos…,
91 8470225
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