Esos que
veis a lomos de la prensa
como socorro
de sus ambiciones
son los que
esperan vuestra recompensa.
Que los
votéis os piden sin razones;
se
descomponen y se desgañitan
mas no
caigáis en sus provocaciones.
Os prometen,
os citan y os excitan,
pero no
quieren más que vuestros votos
porque solo
los votos necesitan.
¿Para qué?,
preguntáis. Para sus cotos
de poder
insaciable en el partido
con
propósitos pérfidos e ignotos.
Saltándose
el loable buen sentido,
olvidan los
programas que presentan
en tiempos
de comicios compartidos.
Y encima los
impuestos los aumentan,
y encima se
rodean de babosos,
y encima con
los limpios, ay, no cuentan.
Son tan
malevos como indecorosos
y a sólo su
apetito se destinan
los síes que
les dais tan generosos.
Mirad bien
cómo entonces os conminan
a la ciega
obediencia jesuítica
mientras
ellos, orondos, se engominan.
Así es,
amigos míos, la política
de centro,
de derechas y de izquierdas
desde la
oscura antigüedad levítica.
¿Nos
quedarán aún personas cuerdas
que sepan
concordar sin perder tino
con aquellas
que creen que son lerdas?
Me temo yo
que no porque adivino
la lentitud
del cambio en su venida
a este país
de discutido sino.
Los desengaños
que he visto en mi vida
me confirman
los tumbos de la historia
cada vez más
sin rumbo por perdida.
Halagan
vuestra noble ejecutoria
pero os
sueltan al pie de los caballos
una vez
conseguida su victoria.
Quedáis en
puros siervos y vasallos
paganos y pecheros
sometidos
y no más que
de algunos es la gloria.
Oigo el triste
gemir de los vencidos
en el vasto
y ansioso campamento
de los votantes
libres preteridos.
Y falta
voluntad de entendimiento
de los que
resultaron, oh, triunfantes
con los que
resultaron de escarmiento.
Si yo os
contase, pobres militantes,
seríais
multitud decepcionada
la multitud
ilusionada antes.
El poder es
centrífugo y no hay nada
que le
aparte del uso del engaño
una vez la
poltrona bien sentada.
Pues que lo
hizo antaño, lo hará hogaño
mientras que
los votantes le den cancha
sin atender
a controlar su apaño.
No hay cosa
alguna que mejor engancha.
Yo aquí me
dejo, pues, de dar lecciones.
España es vuestra,
noble, abierta y ancha.
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