Piensa el
filósofo Gros
que andar a
la pata llana
es el más
sano ejercicio
para la
“animalia” humana.
De dos a
veinte kilómetros
háganse en
cada jornada
si se quiere
estar en forma
y con la
cabeza sana.
Eso sugiere,
y añade
disquisiciones
muy varias
que
certifican su aserto
y sus
virtudes avalan:
templa el
cuerpo, lustra el juicio,
aminora estrés
y ansias,
da que
pensar, reflexiona,
las
obsesiones espanta
y calibra
tiento a tiento
las muy
posibles desgracias.
No se trata
de correr
como galgo o
como galga
con un pie
delante de otro
para acortar
las distancias,
sino de ir
pasito a paso,
y allí donde
va la planta
de los pies
vayan los ojos
al paisaje
con gran gana,
que el
paisaje nos enseña
a cómo
ponerle cara
a vientos y
tempestades
llegados en
horas malas.
Andar a
solas… mejor
que
acompañado, resalta
los
encuentros de la ruta
en el valle
o la montaña.
El que solo
le habla a Dios
y al propio
paisaje habla
se halla en
más limpia ocasión
que el que
con gente se aclara.
Ya lo sabéis
para este año.
Yo no os
daré la matraca.
Aprenderos
la lección.
Si empieza
bien, bien acaba.
Venga, a
andar como es preciso,
a.sotopa@hotmail.com
91 8470225
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