—¿Cómo que
nada, monada,
si es que
nada, nada y nada
y deja el
agua rajada?
Ana, brazada
a brazada,
en cada
cabriolada
lanza una
larga estocada
no
sangrienta, blanqueada.
Ana, ánade
estatuada,
febrilmente
esmerilada
surge de la
mar salada.
Ana, ánade
encantada,
queda en la
arena mojada
¿y tú dices
que no es nada?
91 8470225
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