allá en el
Siglo de Oro,
la Noche
Santa y Divina
“no la
debemos dormir”.
No la
debemos dormir
porque baja
Dios a vernos
convertido
en bebé tierno
en un cuco
portalín.
Lope de Vega
también
versó al
Niño de Belén.
“Tened los
ramos”, dijera
a Aquel que
su Amado era
y de
nosotros lo es.
No seamos
menos pues
nosotros que
le adoramos
y dando
pasitos vamos
adonde
siempre está Él,
ya que se llama Enmanuel.
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