más que
comunista afín
a la Rusia
explotadora
de sus
minas, sí que sí,
pregoné el
Día Mundial
del Teatro
yo Arlequín
cuando
Walesa intentaba
de las
cenizas surgir
en los fríos
astilleros
del norte de
aquel país.
¡Cómo movían
los hilos
de los
muñecos allí
y en la
ciudad de Vroclav,
volcada al
mundo infantil
con
Malgorzata, mi alumna
de español
al polaquí,
entre el
pobre de Grotowski
y el animoso
“Don Gil
de las
calzas verdes”, obra
del Tirso
grande y monjil!
“Doña Noche”
relucía
con la luna
de carmín
y los vodkas
“viborobdas”
se
escanciaban mil a mil
sobre un
público atraído
para soñar,
no sufrir.
Así recuerdo
la historia
del día que
evoco aquí.
Pregonero
del teatro,
nunca fuera
más feliz
que en la
Polonia invadida
por la madre
del Kremlín.
La libertad
se imponía…
¡Qué bien,
ay qué bien así!
91 8470225
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