a pie enjuto
y a nado y a automóvil
con el único
afán y único móvil
de placerme
en sus aguas y recodos.
Día a día
por montes y por valles
los he visto
pasar y detenerse,
templarse,
desviarse, enfurecerse,
dar de
beber, cantar y regar calles.
Riaza,
Duratón, Eresma y Cega
son los
brazos más largos que he seguido
jugando como
a la gallina ciega.
Pero toqué
su fondo, letraherido,
y en tan
plácida y cándida refriega
quedó mi
corazón, ¡ay!, retenido.
91 8470225
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