referéndum
catalán,
nada se sabe
de él,
todo es
hablar por hablar,
los unos
contra los otros
sin nada
solucionar.
¿Dónde
estamos detenidos?
¿Dónde vamos
a parar?
Misterio
sobrevenido.
Perplejidad
general.
Y que no
venga entorchada
como el que
el que lo es de verdad
con mando en
plaza sitiada
ante el
poder popular,
que entonces
correrá sangre
por la
Rambla una vez más.
Basta ya de
desafíos,
de tontunas
basta ya.
A ver si se
impone al fin
la gran Dama
de la Paz.
Tristes días
los que pasan
sin poderlos
aguantar
en un
pasodoble doble
que nadie
quiere bailar
al redoble
impertinente
de música
militar.
Y todo… para
morirnos
de vergüenza
roja y gual(da)
como la rosa
marchita
que nació
para expirar.
Ceremonia de
Wifredos
traidores,
locos de atar,
como aquel
otro traidor
mal llamado
Don Julián.
¿De qué Don
gozó el traidor
desde el
poder musulmán?
Menos taifas
a deshora
en esta hora
crucial.
Campanas de
Huesca suenan
por toda
España, tris tras.
¿Quiénes los
decapitados?
¡Ay, muy
pronto se sabrán,
pues caerán
como han caído
otras testas
tiempo atrás.
Dios mío,
tanta osadía
día a día
acabará?
Deseémoslo,
señores,
pero a
esperar, esperar,
que el que
espera desespera,
lo acabamos
de rimar.
Pero acaso
este no sea
por fin el
punto final.
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