Era
Clementina
una dama
divina
que me amaba
con pasión.
Era
Clementina
una góndola
marina
en el mar
del corazón.
Yo la quise,
ella me quiso,
entre los
dos hubo hechizo.
Se nos
rompió la pasión.
Ahora busco
a Clementina,
aún me hiere
aquella espina,
tan humana y
tan divina
que
enloqueció mi razón.
Pregunto a
los caminantes.
pregunto a
los marineros;
mis penas ya
son bastantes
pero no lo
son los quieros.
¡Ay,
Clementina, mi amor,
vuelve,
vuelve por favor.
Para los dos
es mejor.
Y mientras,
en esta esquina,
ay, de mi
desolación,
seguiré
poniendo rimas
al tictac
del corazón.
91 8470225
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