Un asno estaba paciendo
y el dueño le arreó un palo:
“Malo, malo, malo, malo
¿y yo sufriendo?”
Cuando el dueño se calmó,
el burro, todo contento,
quiso que el bestia violento
a sus lomos se subiera.
¿Y sabéis por qué lo hiciera?
Por ser menos bestia que él.
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