Déjame que me beba tus gin-tonics,
que estoy muerto de sed por los artículos
que escribes cada día por la tarde
con la Olivetti machacada a sorbos.
Déjame que me fume tus cigarros
y tus puros habanos y cubanos
por inspirar el aire encuadernado
de tus notas de bloc puestas a mano.
Déjame que yo sea ese discípulo
que ayuda a su maestro en la escritura
para añadirle un margen de silencio
a las bellas palabras combinadas.
Déjame que derrame como tú
metáforas, hiatos, metonimias,
toda suerte de párrafos distintos
hasta un punto final: cierre de oro.
Déjame que yo haga verso a verso
de ti mi escapulario alcantarino
ahora que te has ido con la copla
al rincón que la muerte guarda a todos.
Y mientras, que la Larios malagueña,
esa tinta cristal que echaste al cuerpo,
me abrillante la pluma que tuviste
tan conseguida a base de pensares.
Duerme, descansa, faro
de periodistas y poetas.
Una legión de ángeles desnudos
toca la cítara por ti.
Y esta muestra de amor
es no más que el epitafio
que te perdurará en tierra caído
como un soldado de la pluma.
918470225
a.sotopa@hotmail.com
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