no habla de
corrido,
balbucea sin
ton ni son,
se le cae la
baba de la boca,
se le
desprenden los anillos y los pendientes,
mastica poco
y mal,
se le
echaron los dientes a perder.
Apenas
siente,
me desconoce
a pesar de
haberme amado tanto,
el tiempo se
le agota devorándola.
Tiémblanle
las piernas en las escaleras,
le flaquean
las rodillas
y los huesos
de las caderas.
Apenas toma
el ascensor,
sale poco a
la calle,
lo toca todo
y lo cambia
de lugar.
Se ríe sola
como una
tonta
ante los
nietos y los gatos.
No sabe ni
lo que hace,
duerme
penosamente,
bebe agua
que no para
e ignorando
por qué.
¿Qué hacer
con ella?
Quererla
con
inmensísima paciencia.
Se aferra al
bolso de la mano
en vez de a
la barandilla
que puede
sostenerla
y no le
escucha a nadie
porque es
muy suya
o eso se
cree
desde que
joven era.
Lo malo de
este cuento
es que todos
seremos
un día como
ella.
918470225
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