ni más
dañina o depredadora
que el
viento volador en el alcor
de Baena, la
señora
del aceite
más mejor
que se
produce a esta hora
en el Sur
encantador.
Allí he
estado hace unos días
de Pascua
Resurrección
en que mi
dama tenía
que recoger
galardón
de escritura
quijotía
por
“Historias de mujeres”
celebradas a
porfía
entre
magníficos seres
de virtudes
y valor.
¡Qué bella
mi damisela
en su rosado
color!
Bella fue
como Marcela,
que el amor de
los pastores desdeñó,
según nos
contó Cervantes,
el soberano
escritor.
Bella fue su
exposición,
retransmitida
por radio
y prensa y
televisión.
A lomos del
viento fue,
un viento
airado y cabrón.
De vuelta a
Madrid llovía
y no paraba
el traidor
de
perseguirnos con ira.
Al fin en
casa, Señor,
me dije
cuando la puerta
sosegadamente
abría
libre de
todo temor.
918470225
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