movimiento
de ríos,
movimiento
de mares…
Todos a sus
albedríos.
No se para
nada,
no se para
nadie,
no se para
el sol,
no se para
el aire.
Pero… ¿a
quién se lleva
tanto
movimiento?
A toda la gleba
y a cada
elemento.
Rueda el
rico, rueda el pobre,
vuela el
ave, nada el pez,
brinca el
gamo y anda el hombre,
se balancea
el bauprés.
Galileo bien
sabía
el constante
movimiento
de los
astros por su vía…
y el sentir
y el pensamiento.
Quietos,
quietos, mandó Dios
en su
inmensa potestad
a los padres
que creó
creando a la
humanidad.
Luego ellos
se esparcieron
más allá del
Paraíso
y estas
tretas nos hicieron
con sus
hijos divididos.
Movimiento,
párate.
Ya veremos
lo que haremos
tras el
traste primigién.
918470225
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