El poeta suplica que las elecciones vascas y gallegas del próximo domingo se celebren con tranquilidad y naturalidad, sin imponer “miedo” a nadie. Para ello emplea un largo conjunto de populares cuartetas en versos juguetones de seis sílabas, al modo que lo hiciera el genial canónigo Luis de Góngora en el celebérrimo poema titulado “Hermana Marica”. Lean.
Este veinticinco
de septiembre-otoño,
votarán gallegos
y vascos, supongo.
Pues son como niños,
que acepten la prueba
de las elecciones
sea la que sea:
Buena, mala, alta
o baja En Marea
y en Bildu lo mismo
por lo que Dios quiera.
El Domingo es día
de celebración.
Ninguna otra víscera
salvo el corazón
se una a la mente,
dígase razón,
que estamos ansiosos
en esta ocasión
de que todo ocurra
a la paz de Dios,
dándose un abrazo
Urkullu y Feijóo.
Pondremos txapelas
y vieiras de rías;
que ninguno llore
y que ambos sonrían.
Como dos hermanas
de la Madre España,
que triunfe en las dos
la bandera gualda
y roja, y azul
o estelar naranja
al cantar del gallo
de la madrugada.
Después ya veremos
qué hacemos, qué estampa
nos queda del voto,
quién pierde, quién gana.
Porque algunas veces
no se corresponde
lo que el pueblo dicta
con lo que se impone
por el Parlamento
entre tantas voces
tan mal avenidas,
sucias y discordes.
De bellaquerías
estamos curados;
por favor, ojito,
por favor… ¡salvadnos!
918470225
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