Estábanse
los dos regocijándose
en tirarse
el pesoe a la cabeza…
cuando en
las votaciones del domingo
le ganó
Pedro el lobo a la cordera
sultana de
Sevilla que sin silla
se quedó do
poner las posaderas.
¡Qué
espanto, qué quebranto,
qué mosca
cojonera
y qué
resurrección
del Pedro
calavera;
qué claro
revolcón,
qué quiebra
del sistema
bipolar de
partidos
de
derechas a izquierdas,
de delante
hacia atrás
como en el
baile de la yenka,
por una
militancia
más que nada
pedrera y regatera
porque así
se las gastan
las hordas
puñeteras!
Pedro el
lobo se impuso en las primarias
a la locuaz
Susana añeja
que no supo
balar en andaluz
como era de
esperar, y en consecuencia
empezó a
florecer
una rosada
rosa nueva
que estaba
marchitada
por
sucesivas turbulencias
en el gran
aparato
de la
dirigencia.
Ya no hay
quien a Pedrito le rechiste:
ni Felipe ni
Guerra,
ni barones
vencidos
ni gestoras
pendejas.
Así fue la
batalla,
y la carrera
de los dos
contrincantes
por una sola
apuesta;
no quedó en
tablas
sino en
bandeja
del
peliagudo Sánchez:
miel sobre
hojuelas.
A ver ahora
qué pasa
cuando se
sumen mil y una querellas
de los
damnificados
por este y
por aquella.
Entre tanto,
señores,
adiós,
“adiós, cordera”.
Pedro a
Ferraz
y ella a la
Bética
de donde
nunca
salir
debiera,
pero lo
hizo, y tarde,
por
obediencia
pagando
caras
las
consecuencias.
De lobo
bueno…
ni uno
siquiera
aunque
Goytisolo
para sí lo
quisiera
como poeta
malo
de la
española lengua,
pues la
rabia babosa
y la
naturaleza
de tamaño
animal
es
carnicera,
y ya ha
empezado a obrar
a su manera.
A todo esto,
España
¿dónde se
queda?
Adivínelo
Vargas.
Y… moraleja:
Vive tu
vida,
91 8470225
a ver qué pasa ahora...
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